EJEMPLARIDAD
Desde mi atalaya observo todos los días el ir y venir de los jóvenes de distintas edades surcar las calles en dirección a su centro educativo, unos solos, otros acompañados de un familiar: andando, en coche u otro medio de locomoción. Todos cargados de maletas, mochilas, carritos .. , . No sé apreciar o calcular el peso de cada medio de trasporte lleno de libros de texto y otros utensilios escolares. Pero por su volumen la tara debe ser alta.
Libros homologados, según curso a seguir: lengua, matemáticas ciencias sociales …., ante esta cuestión me hago la siguiente pregunta ¿y las lenguas clásicas? La religión? Es posible que estas materias falten en el fardo de materias que lIevan.
Ejemplo, el libro de religión es probable que falte y con ello se hace más llevadera la carga de tantas materias o por culpa de esta sociedad. Algunos desean romper con los clásicos y el cristianismo, principios de nuestra \ civilización occidental. Pero esta es nuestra Europa y no se puede cambiar.
Esto me recuerda la carta que el joven Jaurés, francés, envía a su padre, pa que éste escriba a la dirección del centro educativo y lo exima de la clase de religión. Conciéndolo era fácil saber la respuesta.
El padre del joven, Jean Jaurés, (l859-1914), es francés socialista, filósofo, profesor en la universidad de Toulouse (1883-1885), diputado como miembro del Partido Obrero Francés (1889-1914), fundador del periódico L’Humanité (1904), promotor de la unión de los socialístas franceses y fonnador la Sección Francesa de la Internacional Obrera, ateo y anticlerical. Muere asesinado en el año 1914.
Una cosa es nuestras ideas o ideología y otra lo que queremos los padres para nuestros hijos. El señor Jaurés contesta a su hijo de esta manera:
Querido hijo, me pides un justificante que te exima de cursar la religión, un poco por tener la gloria de proceder de distinta manera que la mayor parte de los condiscípulos, y temo que también un poco para parecer digno hijo de un hombre que no tiene convicciones religiosas. Este justificante, querido hijo, no te lo envío ni te la enviaré jamás.
No es porque desee que seas clerical, a pesar de que no hay en esto ningún peligro, ni lo hay tampoco en que profeses las creencias que te expondrá el profesor. Cuando tengas la edad suficiente para juzgar, serás completamente libre; pero, tengo empeño decidido en que tu instrucción y tu educación sean completas, no lo serían sin un estudio serio de la religión.
Te parecerá extraño este lenguaje después de haber oído tan bellas declaraciones sobre esta cuestión; son hijo mío, declaraciones buenas para arrastrar a algunos, pero que están en pugna con el más elemental buen sentido. ¿Cómo seria completa tu instrucción sin un conocimiento suficiente de las cuestiones religiosas sobre las cuales todo el mundo discute? ¿Quisieras tú, por ignorancia voluntaria, no poder decir una palabra sobre estos asuntos sin exponerte a soltar un disparate?
La epístola del señor Jaurés a su hijo sigue, pero no quiero extenderme, espero seguir en otra ocasión ya que el resto de la misma es muy aclaratoria. Solamente decir a los padres o tutores, que no castiguen a sus hijos a la ignorancia de conocer sus raíces, ya que es posible que ellos mismos la estudiaran y en su libertad la aceptaron o no, pero ésta está en el conocimiento y la cultura de ellos.